Una erupción volcánica libera grandes cantidades de material volcánico, gases volcánicos y cenizas al medio ambiente. Estas erupciones son mucho más grandes y destructivas que la mayoría de las erupciones volcánicas, y pueden tener un gran impacto en el clima global. Estas erupciones son raras, y se cree que solo se han producido unas pocas durante la historia de la Tierra. Las erupciones volcánicas más grandes, como la del volcán Toba en Indonesia hace 75.000 años, pueden provocar un cambio climático a escala global debido a su capacidad para liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero, cenizas y partículas en la atmósfera.
Una erupción volcánica puede implicar el desprendimiento de grandes cantidades de material volcánico, gases tóxicos y cenizas, que pueden afectar a áreas locales y a la atmósfera global. Algunas erupciones volcánicas pueden ser tan grandes que pueden causar un cambio en el clima global, lo que se conoce como un «impacto volcánico». Esto puede incluir un enfriamiento global debido a la cantidad de partículas de cenizas que cubren el cielo y bloquear la luz solar, así como un aumento en la cantidad de gases tóxicos en la atmósfera. Las erupciones volcánicas de gran escala también pueden causar terremotos, tsunamis y otros desastres.