Criogenización: vivir dos veces
Un científico y su familia en Tailandia decidieron criogenizar a un niño con una enfermedad terminal. El documental habla de las dificultades de este proceso. Una niña de 2 años de Bangkok apodada «Einz» se ha convertido en la persona más joven del mundo en recibirla.
Después de que murió de cáncer cerebral, su familia guardó sus restos en un laboratorio estadounidense. Su cabeza y su cerebro descansan actualmente en un depósito en Arizona. Hope Frozen sigue la historia de una familia que toma esta decisión inusual. El padre de la niña, un científico del láser, quiere darle a Ainz la oportunidad de renacer como un ser regenerativo. Ella transmite este sueño a su hijo Matrix, un niño prodigio de 15 años que quiere participar en la resurrección de su hermana. Pero lo que el niño descubrió más tarde destrozó las esperanzas de su familia en la ciencia.
El origen de esta palabra proviene del vocablo griego krios, que significa frío. La criogenización consiste en congelar material biológico a temperaturas muy bajas para su futura regeneración. Básicamente, el cuerpo humano luego se revive y se congela a una temperatura determinada para preservarlo hasta entonces. Esta ciencia, hoy considerada la más fantástica, tiene una larga trayectoria en la conservación de alimentos gracias al frío. Aunque la congelación de embriones humanos es un precedente para la criogenia de cuerpo entero. El proceso criogénico es muy complejo.
Debería comenzar a los pocos minutos de la muerte. El corazón del paciente se ha detenido, pero no se pueden tomar más medidas hasta que se le declare muerte cerebral.
Luego, la sangre se extrae del cuerpo del paciente y se reemplaza con líquido crioprotector. La finalidad de esta sustancia es prevenir la formación de cristales de hielo en el organismo. Una vez que este líquido entra en circulación, entra en la fase de enfriamiento. Y finalmente, el cuerpo se coloca en una cámara criogénica a unos -200 grados centígrados.
Criogenización: vivir dos veces (Hope Frozen)