Con el establecimiento de extraordinarios proyectos industriales en el Polo Norte, rutas marítimas a través del hielo y una política de militarización de la zona, Vladímir Putin está impulsando la colonización del Ártico. Aproximadamente el veinte por ciento de la superficie terrestre total de Rusia se encuentra en la región ártica. La principal prioridad de Putin entre sus objetivos es una región rica en recursos naturales. Debajo del hielo, cada vez más quebradizo, se encuentran petróleo, gas, tierras raras y minerales valiosos como el oro o el uranio. Suficiente para que Putin quisiera conquistar esta tierra hostil.
En 2019, afirmó durante una visita a la central nuclear flotante anclada en el puerto de Pevek, «el valor total de las reservas minerales contenidas en el subsuelo de la zona ártica se estima entre 1,5 y 2 billones de dólares». Para que los residentes se establezcan allí y aprovechen las minas de oro y uranio que alberga la región, el Kremlin nutre y desarrolla esta ciudad ártica de 5.000 habitantes.
Rusia lleva casi 20 años implementando un plan integral de desarrollo energético para colonizar el Ártico. El logro más impresionante, situado en la península de Yamal, 600 km al norte del círculo polar, está justo al lado de la enorme planta nuclear flotante. Sobre el permafrost se encuentra una enorme planta de gas licuado. Se cree que el Ártico ruso contiene el 20% de las reservas de gas sin explotar del mundo.
Según el líder ruso, en «La nueva ambición de Putin», este puede ser el mayor avance en el desarrollo del Ártico. Aquí se aprovechan los yacimientos y enormes buques cisterna de GNL equipados para navegar a través del hielo exportan grandes cantidades de gas. Lamentablemente, ahora se pueden abrir nuevas rutas controladas por Rusia debido al deshielo del océano provocado por el cambio climático.
Sin embargo, la militarización de la región es necesaria para este control. El Kremlin ha renovado los antiguos puestos militares de la URSS y ha añadido cuatro nuevos. El ejército tiene control total sobre el Ártico ruso desde la impresionante base North Clover. La OTAN envía 35.000 soldados a las costas árticas noruegas en una extraordinaria demostración de fuerza para enviar un fuerte mensaje a Rusia por temor a las ambiciones expansionistas de Putin. Uno de los marines que participa en las maniobras afirma: «Estamos preparados para intervenir en el Polo Norte, si es necesario».
